El Camino de las Estrellas IV

Retomamos esta serie sobre el Camino de las Estrellas en el mes que más viajeros lo utilizan.

Todo viaje supone un intercambio entre el viajero y lo que encuentra en su camino, y los caminos sirven de vías de comunicación de las ideas surgidas en distintos lugares.El viaje hacia el «Finis Terrae» por el camino de las estrellas no iba a ser una excepción.

 

IV- Caminos comerciales y caminos culturales.

Como indicamos en la primera entrada de esta serie , los orígenes del comercio se remontan a finales del Neolítico, cuando se descubrió la agricultura, (aunque las sociedades de cazadores-recolectores del periodo anterior, podrían haber tenido contactos entre ellas y haber utilizado el trueque para intercambiar productos). Al principio, la agricultura que se practicaba era una agricultura de subsistencia, pero con el desarrollo de ésta,  las cosechas obtenidas fueron cada vez mayores, por lo que existía un excedente, ya que era más lo que se producía que lo que se consumía.Estos excedentes  empezaron a intercambiarse por  otros objetos en los que otras comunidades estaban especializadas.Estos excedentes agrícolas también supusieron que no existiera la necesidad de que toda la comunidad se dedicara a la agricultura, por lo tanto parte de la población empezó a especializarse en otros asuntos, como la alfarería o la siderurgia.Y esta especialización supuso una división social del trabajo (la cuestión es si se había producido una división sexual del trabajo en el periodo anterior) y una estratificación social.

El trueque era la manera en que las antiguas civilizaciones empezaron a comerciar. Se trata de intercambiar mercancías por otras mercancías de igual valor. Este comercio primitivo, no solo supuso un intercambio local de bienes y alimentos, sino también un intercambio global de innovaciones científicas y tecnológicas, entre otros, el trabajo en hierro, el trabajo en bronce, la rueda, el torno, la navegación, la escritura, nuevas formas de urbanismo, etc. Sin embargo, el principal inconveniente del trueque es que las partes involucradas en la transacción comercial tenían que coincidir en la necesidad de las mercancías ofertadas. Para solucionar este problema surgieron una serie de intermediarios que almacenaban las mercancías involucradas en las transacciones comerciales.Los comerciantes eran los que se dedicaban exclusivamente a esta tarea.Estos intermediarios muy a menudo añadían un riesgo demasiado elevado en estas transacciones, y por ello este tipo de comercio fue dejado de lado rápidamente cuando apareció la moneda como valor de cambio, lo cual trajo otros problemas.(Esto es tema para otra entrada).

 

A medida que la domesticación de los animales de carga y el desarrollo de la tecnología del transporte marítimo permitieron que los pueblos prehistóricos tuvieran la capacidad de llevar cargas cada vez más pesadas a grandes distancias, los intercambios culturales y comerciales se desarrollaron rápidamente. Las praderas propiciaban el fértil pastoreo, con agua y un fácil paso para las caravanas y por ello, las vastas praderas de las estepas permitieron que los comerciantes recorrieran inmensas distancias.Surgen así las grandes rutas comerciales terrestres, llegando a comunicar los extremos del continente Euroasiático, como  la Ruta de la seda.

 

 

Los ríos fueron utilizados también como rutas comerciales, gracias a las innovaciones en materia de navegación.Las primeras civilizaciones surgen en las cuencas de los ríos, ya que así se facilitaba el riego de las cosechas.El Nilo, por ejemplo, era una vía eficiente y cómoda de transporte de mercancías y personas: se utilizaba como vía fluvial para transporte comercial o recreativo.

La evolución de los medios de navegación también hizo posible la navegación costera; y con la introducción de nuevas técnicas siderúrgicas, se iniciaría la  Edad de los Metales.La escasez de algunas materias primas necesarias en las nuevas técnicas, como el estaño utilizado en la fabricación del bronce, hizo que se exploraran nuevos territorios para su obtención, surgiendo así nuevas rutas comerciales , destacando las que costeaban el mar Mediterraneo.

 

 

El monopolio del conocimiento de estas rutas por parte de pueblos como los fenicios, los convirtió en proveedores exclusivos de bienes para otros pueblos, lo cual aumentó su poder adquisitivo y aceleró su expansión, por medio de la fundación de colonias comerciales (Gadir, Cartago).Esto supuso que su lengua y su cultura se exportara a estas colonias mediante estas rutas.También, que los nombres que les dieron a las nuevas tierras descubiertas, fueran usados para referirse a ellas  ( las costas de la península occidental, fueron llamadas  i-spn-ya, palabra de traducción controvertida, pero que puede referirse a una tierra ( ʔi-  ‘costa, isla;  -ya  ‘región’ ( aparece en el topónimo  ʔybšm, ‘Ibiza’), en el Occidente, donde se forjan metales y llena de conejos (<spn> en  lenguas semíticas, tiene varios significados, dependiendo de que raíz derive,( el alfabeto fenicio  carecía de vocales),  se puede leer como sapʰan (hebreo  שָׁפָן  damán, que se tradujo como ‘conejo), sphan ( en arameo  «Occidente»), o derivarlo de la raíz spy, que significa «forjar o batir metales»).

 

Mapas Colonias de Fenicia

Para librarse de la dependencia que suponía este monopolio, otros pueblos, como los griegos, buscaron otras rutas de aprovisionamiento, donde también fundaron colonias comerciales y exportaron su lengua y su cultura.Esto supuso una competencia entre las metrópolis , un acicate para nuevos descubrimientos geográficos y las primeras descripciones de los viajes realizados, llamados periplos (del griego περίπλους, «navegación alrededor», cuyo equivalente latino es navigatio, «navegación»).Las rutas se ampliaron más allá del estrecho que comunica el Mediterraneo con el Océano Atántico, costeando tanto al Sur, circunnavegando África (relato egipcio del viaje, recogido por el historiador griego HeródotoPeriplo de Hannón), como al Norte, en busca de los yacimientos de estaño de las islas Casitérides ( Periplo massaliota, viaje de HimilcónOra maritima de Avieno).

 

expansiongriega

Estos viajes sirvieron para la realización de los primeros mapas de la superficie terrestre, base de la cartografía y principio de la descripción y representación gráfica de la Tierra o Geografía.

 

Fruto de estos viajes fueron, también, el descubrimiento y descripción de otras tierras y de otros pueblos( por ejemplo, las costas de la península más occidental, que fue llamada Iberia por los griegos, y por extensión, sus habitantes fueron llamados iberos).

Los griegos, en su afán diferenciador, denominaron bárbaros a todos los pueblos no griegos (esta denominación se refiere a todos los extranjeros  que no hablaban el griego).Luego el concepto fue evolucionando hasta llegar a concebir a los bárbaros no como «extranjeros», sino como individuos que carecían de educación, independientemente de su lugar de nacimiento.Sin embargo, muchos de estos pueblos tenían una cultura desarrollada y conocían la metalurgia.Por ejemplo, al cruzar las «Columnas de Hércules»  y establecer colonias en la costa en competencia con los fenicios, los griegos tienen contacto con la cultura Tartésica.

Esta cultura,posible heredera del Bronce final atlántico, obtenía sus recursos de varios yacimientos mineros, y podría haber recurrido, para la obtención del estaño, al comercio con otros pueblos de la península ibérica, utilizando rutas costeras o terrestres, que darían lugar, con el correr del tiempo a varias calzadas romanas, que serían utilizadas como caminos auxiliares al Camino de Santiago, como la Vía de la Plata (calzada entre Augusta Emerita (Mérida) y Asturica Augusta (Astorga) ), cuyo trazado utiliza el Camino de Santiago de la Plata, o la Vía del Átlantico que se  iniciaba en Lucus Augusta y recorría el frente atlántico hasta Onuba, base para el Camino Portugués de la Costa.

 

Antes de la llegada de los romanos, los cartagineses habían relevado a los fenicios en el comercio del Mediterráneo Occidental, estableciendo sus propias colonias y extendiendo su cultura y su idioma, de origen semítico pero con influencias africanas: el púnico.

En competencia con los griegos focenses, que habían establecido colonias como Massalia , Emporiom  y Rhode (en la costa norte del Mediterraneo) o Hemeroskopeion y Akra Leuke  (en la costa levantina,  son más dudosas las ubicaciones de Mainake y el Portus Menestheus ), se enfrentaron a ellos en la batalla de Alalia , ayudados por los etruscos .Esto supuso que los griegos  dejaran el paso libre al dominio cartaginés.

 

La influencia cartaginesa sobre las culturas del Sur y el Este de la península, (desarrolladas por los pueblos iberos), fue haciéndose progresivamente mayor ( mejoras en la agricultura y minería y utilización del alfabeto púnico), llegando a fundar ciudades como Qart Hadasht (la Carthago Nova romana, actual Cartagena) y dominando amplias zonas del territorio, llegando hasta el río Ebro, cuyo valle era una vía de penetración al interior de la península.

Precisamente este valle fue usado por pueblos procedentes del centro de Europa para instalarse en él.Se supone que habían entrado utilizando los corredores pirenaicos y los primeros en llegar se habrían mezclado con la población autóctona.Algún tiempo más tarde, otro conjunto de pueblos del mismo origen, habrían penetrado más profundamente en el interior de la península.

Estos pueblos, llamados por los griegos Κέλτoι( keltoi), de donde proviene la denominación celtas , dominaban una amplia zona del centro de Europa, por donde pasaban las rutas terrestres del estaño y las rutas del ámbar. Este último es un material orgánico considerado como piedra preciosa, y que los griegos llamaron  ἤλεκτρον (élektron) por sus propiedades físicas, como la electricidad estática que posee.

Mapa de la cultura celta en Europa. Aparecen las dos culturas principales y sus expansiones por el continente.

 

Estas rutas fueron convertidas en calzadas  por los romanos, y utilizadas por todos los viajeros que cruzaban Europa, para llegar al «Finis Terrae». 

Los romanos sustituyeron a los etruscos en el dominio de la península itálica, dominando después las colonias griegas de la «Magna Grecia»asimilando la cultura griega ( como por ejemplo, su alfabeto, modificándolo para dar lugar al alfabeto latino).En su proceso de expansión, chocaron con los cartagineses en una rivalidad comercial y territorial que tuvo como consecuencia una serie de guerras conocidas como «guerras púnicas».Durante el desarrollo de la  «segunda guerra púnica», los cartagineses utilizaron los pasos pirenaicos y alpinos para llegar a la península itálica, mientras que los romanos se enfrentaron a ellos en la península ibérica.

 

La conquista romana del territorio se inicia tras el desembarco en  Emporiom  y sigue una ruta costera que, tiempo después, dará lugar a la  «Vía Augusta» .En su camino se encuentran a los pueblos iberos, ya descritos por los griegos, que ocupaban la franja costera mediterranea de la península.La romanización de estos pueblos, aunque con alguna resistencia, fue factible ya que, tanto griegos como cartagineses, habían influido en su cultura.

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Los romanos, influenciados por la denominación que habían dado tanto fenicios como cartagineses a estas tierras, llamaron al nuevo territorio Hispania, dividiéndolo en dos provincias, dependiendo de su cercanía a Roma: la Citeror, la más cercana y la Ulterior, la más alejada.En estas provincias fundan ciudades como «Tarraco», capital de la Citerior, o conquistan y romanizan otras, como la cartaginesa «Cartago Nova» o la ibera «Hispalis» .El origen probable de otras ciudades, es el de la evolución  a «civitas» de antiguos campamentos militares, como el caso de «Corduba», capital de la Ulterior.

 

El avance romano hacia el interior de la península dura casi 200 años, en los cuales chocará con la resistencia de los pueblos peninsulares influenciados por los de origen europeo, como lusitanos (incluímos aquí a los celtici y otros pueblos de la costa atlántica) y celtíberos (¿celtas iberizados o iberos celtizados?)(Incluímos entre los celtíberos a los pueblos de la Meseta Central, como los vetones, vacceos, carpetanos y oretanos).

 

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La escasez de oro para la producción de moneda y el afán de obtener unas fronteras naturales, como son las costas marinas, impulsó a los romanos hacía las costas occidentales de la península, donde tenían noticias de la existencia de yacimientos auríferos.Chocaron así con los pueblos que habitaban estas zonas noroccidentales (posiblemente menos celtizados que el resto, pero que conservaron esta cultura más tiempo).La primera campaña más allá del río Duero enfrenta a los romanos con los pueblos galaicos.

 

En el otro extremo de la costa norte, y ocupando ambas vertientes de los Pirineos, ya habían encontrado a otros pueblos.Unos, no influenciados por la cultura proveniente de Europa, los vascones con gran afinidad con los aquitanos de la Galia, en cuyo territorio fundan ciudades como «Pompaelo», aunque ello no supuso su romanización completa;  y otros, los de la costa, más afines al resto de pueblos del norte peninsular, que sí habían sido influenciados por las culturas llamadas célticas (várdulos, caristios y autrigones; paradojicamente, estos tres pueblos fueron posteriormente «vasconizados», y forman el núcleo de lo que se conoce por «País Vasco».)

 

Los últimos pueblos que se enfrentaron al poder romano en la península fueron los astures y los cántabros, cuyo territorio, sobre todo el de los astures, era abundante en minas de oro, que dieron al Imperio Romano una gran capacidad de financiación.Como ejemplo, citar que de las minas de oro de Las Médulas se extraían al año 20.000 libras de oro,según relato de  Plinio «el Viejo».

 

Al ser los cántabros los más pegados a la costa, nombraron al mar que bañaba esa costa como mar Cantábrico.El Mediterraneo, que habían dominado fenicios, griegos y cartagineses, era dominio romano a finales del siglo I antes de nuestra era, por lo que los romanos lo denominaron «Mare Nostrum».

 

En todos estos territorios del norte peninsular, los romanos fundaron ciudades sobre asentamientos anteriores («Oiasso»Veleia» Iuliobriga» o las conocidas como «Lucus» (arboleda sagrada): «Lucus Asturum» y «Lucus Augusti») o como evolución de campamentos militares, llamados «castrum» por los romanos, ( «Legio» o «Asturica Augusta»).En el interior, fundaron otras ciudades como colonias de veteranos, es el caso de «Caesaraugusta» o «Augusta Emerita» , esta última fue capital de la Lusitania, cuando la Ulterior se dividió en dos provicias:«Baetica» y «Lusitania», y la Citerior pasó a denominarse «Tarraconensis».

Estas ciudades se comunicaban entre sí por una extensa red de calzadas, que los romanos extendieron por todos los territorios que dominaban, alrededor del Mediterraneo, con centro en Roma y tanto por Europa como por el Cercano Oriente y el Norte de África.Aprovechando las antiguas rutas comerciales, los romanos impusieron su lengua ( el latín ) y su cultura en todos estos territorios.Existen multitud de restos arquitectónicos, pues cada ciudad quería ser una pequeña Roma, y contaba con su red  de acueductos, su foro con basílica, y sus edificios de entretenimiento (teatro, anfiteatro y circo).

 

 

 

Como se puede comprobar, esta red de calzadas o vías, fueron las utilizadas por los diferentes tipos de viajeros ( peregrinos, comerciantes, constructores,artistas, etc.) que viajaron hasta el «Finis Terrae».Para cruzar los Pirineos, se utilizaron dos puertos de montaña : Roncesvalles (por el paso del puerto de Ibañeta) y el «Summum Portus» (Somport), este último utilizado como paso por la  Vía Tolosana, que partiendo  de Arlés,  cruzaba la «Vía Domitia» para seguir hasta Toulouse, (de donde le viene el nombre) y, una vez cruzado el Pirineo, unirse al Camino de Santiago aragonés, que se une al camino principal en Puente la Reina.La Vía Tolosana, junto a la «Via Turonensis»la «Vía Lemovicensis» y la « Vía Podiensis» , conformaban los caminos franceses hacia Santiago de Compostela.

 

La cultura romana incluía el culto a los dioses, aunque la religión en Roma era bastante sincrética, por lo que muchos cultos foráneos se fueron incorporando, paulatinamente, al culto oficial.Destacan algunos cultos de origen oriental, como el culto a Isis y el culto a Mitra, este último con gran seguimiento por parte de los legionarios romanos.

Después de las guerras judeo-romanas se inicia la segunda diáspora judía, lo que supuso el establecimiento de comunidades judías en muchas zona del naciente Imperio Romano.Muchas de estas comunidades judías se convirtieron al cristianismo que empezaba a ser predicado en esa época.

En la península ibérica, la difusión del cristianismo también comienza en las zonas de implantación de comunidades judías y en los centros de cultos orientales, sobre todo de Mitra, entre las legiones que seguían establecidas en el territorio ( la última en retirase de la península fue la  Legio VII Gemina, asentada sobre el antiguo campamento de la Legio VI Victrix, y cuyo campamento dió origen a la ciudad de León).

 

Si desde el siglo I de nuestra Era existen comunidades cristianas en la península, resulta curioso que las primeras noticias sobre la supuesta predicación del Apóstol Santiago en Hispania sean de finales del sigloVI, cuando aparece el  Breviario de los Apóstoles.

También es curioso que nada se indicara sobre esta predicación antes del Edicto de Milán, promulgado en Milán en el año 313 por el emperador Constantino I, en el cual se establecía la libertad de religión en el Imperio romano, dando fin a las persecuciones dirigidas por las autoridades contra ciertos grupos religiosos, particularmente los cristianos; ya que el hecho de que Santiago «el Mayor» hubiera predicado en Hispania, hubiera supuesto un reforzamiento de la fe de las comunidades cristianas hispanas ante las persecuciones.

Más curioso aún resulta el hecho de que nada se dijera de la predicación del Apóstol en los concilios que condenaron el priscilianismo, ya que esa doctrina, predicada por Prisciliano, estaba muy arraigada en Hispania, sobre todo en la provincia de «Gallaecia» ( la provincia «Tarraconensis» fue dividida por Diocleciano en tres provincias distintas: «Gallaecia», «Carthaginensis» y la nueva «Tarraconensis», a partir del año 284. Unos 70 años antes, en el 214, el emperador Caracalla creó la provincia «Hispania nova citerior Antoniniana» por división de la «Tarraconensis»  ).

 

 

Precisamente, antes de la proclamación como emperador de Diocleciano, se produjo un periodo de profunda crisis, durante el cual se producen fuertes presiones de los pueblos exteriores al Imperio y una fuerte crisis política, económica y social en el interior del Imperio. Diocleciano estableció la  Diarquía y después la Tetrarquía, como sistemas de gobierno para superar la crisis.

Sin embargo, la evolución de la Tetrarquía supuso, en la práctica, la división territorial del imperio, y el nacimiento de dos entidades políticas separadas: el Imperio romano de Occidente y el Imperio romano de Oriente.

 

A principio del siglo V, las tribus germánicas, empujadas hacia el Oeste por la presión de los pueblos hunos, procedentes de las estepas asiáticas, penetraron en el Imperio Romano. Las fronteras cedieron por falta de soldados que las defendiesen y el ejército no pudo impedir que Roma fuese saqueada por visigodos y vándalos. Cada uno de estos pueblos se instaló en una región del imperio, donde fundaron reinos independientes.Estos pueblos aprovecharon la red de calzadas del imperio para sus correrías.

La península ibérica fue escenario de los avances de estos pueblos.Dos de ellos, los suevos y los visigodos, fundaron reinos más o menos estables.Al correr el tiempo, fueron los visigodos los que prevalecieron, instaurando un reino definitivo con capital en «Toletum».

 

Es precisamente con la conversión al catolicismo del rey visigodo Recaredo I,  sucesor de Leovigildo, en el  III Concilio de Toledo, cuando comienzan a circular los escritos atribuidos a Isidoro de Sevilla sobre la predicación de Santiago en Hispania, sobre todo el tratado «De ortu et obitu Patrum».Sin embargo, otros obispos hispanos se niegan entonces a concederle ningún crédito a esa hipótesis.Posiblemente fuera una maniobra político-religiosa para afianzar la conversión de la oligarquía visigoda.

Al mismo tiempo se empieza a mencionar a Santiago en las listas de reliquias depositadas en las basílicas con motivo de la consagración de los altares. No ha sido posible hallar indicios históricos del lugar de procedencia de dichas reliquias.La inexistencia de un culto sepulcral conocido durante los siglos VII y VIII  de nuestra Era, es la base del éxito de la tesis del descubrimiento milagroso del sepulcro en el siglo IX.

 

Los visigodos también expandieron su cultura (idioma, constumbres, arte,etc.), y en el tiempo en el que duró su reino edificaron varias iglesias en un estilo arquitectónico propio.En este estilo es usado, además del arco de medio punto, el arco de herradura , que arranca directamente del capitel y es menos cerrado que el utilizado en el arte musulmán.Algunas de ellas se encuentran siguiendo los caminos que conducen al «Finis Terrae«,  o muy cerca de ellos, como San Pedro de la Nave.

S Pedro Nave 20070127.JPG

A principios del siglo VIII, existía una fractura política importante entre dos grandes clanes político-familiares godos en su lucha por el trono, y que llevaba varios decenios dividiendo políticamente el reino y generando constantes problemas. Tras la muerte del rey Witiza, se produce una división del reino entre estos dos clanes, y en la lucha sale vencedor el clan  al que pertenecía Rodrigo, que subió al trono en el 710, con la oposición del clan de los witizianos, que proclaman rey a  Agila II.

Hispania visigoda hacia el año 700

División del reino visigodo entre las dos facciones a la muerte de Witiza

 

En este contexto se produce la invasión de la península por parte de ejércitos musulmanes ( sobre todo bereberes islamizados), en el año 711, comandados por Táriq ibn Ziyad, que era el lugarteniente del gobernador de IfriqiyaMusa ibn Nusair ( anteriormente  se había producido  el desembarco de Tarif ben Malluk en la isla de Tarifa). Tariq aprovechó militarmente el hecho de que el conde de la Bética estaba con Rodrigo en una campaña en el norte, al parecer contra los vascones, para, una vez producido el desembarco en la bahía de Algeciras( concretamente  al pié del monte que recibiría su nombre, el peñón de Gribaltar (Ẏabal Tāriq, ‘Monte de Táriq’), que era conocido desde la antigüedad como Calpe, una de las Columnas de Hércules), iniciar una campaña de saqueo.Algunas crónicas indican que este desembarco fue propiciado por la división interna del reino, y que el bando de los witizianos habría llamado en su ayuda a los musulmanes por mediación del conde Don Julián, gobernador de Ceuta.

Cuando las tropas comandadas por Rodrigo entraron en contacto con las de Tariq ya habían pasado varios meses desde su llegada al sur.El choque se produjo en las inmediaciones del río Guadalete, en la que se conoce como batalla de Guadalete, y en ella resultaron derrotadas las tropas de Rodrigo, que , probablemente, murió a consecuencia de esta batalla. Tariq se estableció en el sur hasta el desembarco de nuevas tropas mandadas por el propio Musa.Se llevaron así a cabo una serie de campañas militares que tuvieron una duración total de quince años, del 711 al 726, en las que los emires musulmanes del Califato Omeya conquistaron el reino visigodo.

 

Los gobernadores musulmanes suscriben algunos pactos con nobles visigodos como Teodomiro (Tudmir para los arabes), que les pagarán tributo a cambio de dejarlos en paz. Una vez sometida toda la península, se inician las campañas al norte de los Pirineos, comenzando por el Este y ocupando la Septimania, que pertenecía al reino visigodo, cuyo último rey, Ardón,solo pudo resistir hasta el 720.

En los años siguientes, el valí de al-AndalusAnbasa ibn Suhaym al-Kalbi,envió una expedición de castigo contra Gallaecia, donde unos pocos rebeldes, que no querían abonar impuestos ( la yizya), atacaron las guarniciones musulmanas en 720-721. Las tropas de Anbasa aseguran el dominio de toda la región, pero dejan escapar camino de los montes astures a un pequeño grupo de rebeldes godos entre los que se encuentra un tal Pelayo.En el año 722, en las estribaciones del monte Auseva,  un ejército musulmán mandado por Munuza es derrotado por primera vez por fuerzas hispanas en una escaramuza que ha pasado a la historia como la batalla de Covadonga. Pelayo es elegido rey por sus compañeros de aventuras, iniciándose la resistencia a la conquista.

 

En la primera mitad del siglo VIII se fue consolidando paulatinamente el reino de Asturias, al que seguirían más tarde la formación de otros núcleos en la zona oriental.Es el caso del ducado de Vasconia, dependiente de la monarquía franca, y los demás territorios pirenaicos (futuros condados aragoneses y catalanes) que formarán la Marca Hispánica del Imperio carolingio.El establecimiento de estos núcleos de resistencia pirenaicos, fue posible tras la derrota de los musulmanes en la batalla de Tours, en 732, en la que los francos comandados por Carlos Martel detienen el avance de las tropas de valí Abu Said Abd ar-Rahman ibn Abd Allah al-Gafiqi  .

 

 

El reino de Asturias llega a dominar una amplia zona del norte de la península.Es en una comarca de esta zona, La Liébana, donde se ubica un monasterio (de rito mozárabe en aquel tiempo,fundado por el obispo Toribio de Palencia, y que estaba consagrado a San Martín de Turieno, al cual se traslada el cuerpo del obispo  Toribio de Astorga, junto con varias reliquias) que se conoce como monasterio de Santo Toribio de Liébana, en el que uno de sus monjes, al que se conoce como Beato de Liébana, volvía a lanzar la teoría de la predicación de Santiago en España, tomada del Breviario de los Apóstoles.Aunque se le conoce más por sus  Comentarios al Apocalipsis (cuyas copias posteriores se conocen como «Beatos»), se le atribuye la autoría del  himno litúrgico “O Dei Verbum”en el que se ruega a Santiago que proteja al rey, al clero, y al pueblo, y se ensalza y promociona el patronazgo de Santiago.

 

Basándose en una epístola sin fechar, atribuida a León, obispo de Jerusalén, y dirigida francos, vándalos,visigodos y ostrogodos ( se supone que sea de una fecha en torno al año 500), y en la que se relata el supuesto traslado del cuerpo de Santiago a Gallaecia y en la que exhorta a los cristianos a acudir allí y orar porque «Ciertamente allí yace oculto Santiago», y que pasa a  a los martirologios que circulaban por todo Occidente, se difunden las leyendas sobre el lugar donde estaba enterrado el Apóstol (denominado  Arcis Marmoricis)

Y es a principios del siglo IX, durante el reinado de Alfonso II, cuando tiene lugar el descubrimiento de la supuesta tumba del Apóstol por parte de  un ermitaño cristiano llamado Paio (Pelayo), que le dijo al obispo gallego Teodomiro de Iria Flavia , que había visto unas luces merodeando sobre un monte deshabitado. Hallaron una tumba donde se encontraba un cuerpo degollado con la cabeza bajo el brazo. El rey Alfonso ordenó construir una iglesia encima del cementerio.Esta iglesia sería edificada en el estilo llamado prerrománico  o arte asturiano.

 

Por otro lado, los musulmanes, como todos los demás pueblos que habían estado antes en la península, impusieron sus costumbres y su cultura (idioma, arte, etc.) en los territorios que dominaban.Como en el Corán se prohibe la representación de imágenes, el arte islámico se centra en la arquitectura, sobre todo en las mezquitas.En la península se desarrolló un arte propio, llamado arte andalusí, cuya representación principal es la Mezquita de Córdoba.

 

Para sus «razzias»los musulmanes utilizaron como vía hacia el Norte las antiguas calzadas romanas.El nombre de algunas de ellas, como la «Vía de la Plata»proviene de la evolución de su denominación árabe, ya que  a esta ruta se la llamaba al-Balat (el camino empedrado).Sin embargo, la ruta de penetración más utilizada era el valle del Ebro.Por esta causa, los caminos más seguros para viajar hacia el Oeste discurrían por las zonas menos asediadas.Y ya que el Camino de la Costa, que enlazaba con el Camino Primitivo (la ruta que utilizó Alfonso II para llegar a Compostela) se tornaba peligroso por los ataques de los vikingos, se empezó a usar la Ruta de Bayona, que recorre el País Vasco.

De hecho, las incursiones vikingas fueron frecuentes durante los siglos IX y X  y principios del siglo XI por toda la costa peninsular, llegando a atacar varias veces la costa gallega. En el Sur asedian Sevilla, donde son vencidos por  las fuerzas de Abd al-Rahmán II, y llegan a remontar el Ebro para apresar a García I Íñiguez, rey de Pamplona, en el año 859.Finalmente establecen pequeños reinos o principados en Valencia, Almería, Denia y Baleares alrededor del año 1031.

Precisamente, aquellos viajeros que llegan desde el mar(¿hacen el camino al revés?) utilizan los caminos que los vikingos usaron para sus incursiones en Galicia, como el llamado Camino de los Ingleses o el Camino de la Ría de Arosa.

 

Algunos cristianos que vivían en territorio musulmán y a los que se denomina mozárabes, se refugian en los incipientes reinos cristianos de la península, ya sea huyendo de las persecuciones por parte de movimientos intransigentes, o por no pagar los impuestos a los que estaban sometidos.También llegan para hacer la peregrinación a la «tumba del Apóstol» y terminan estableciéndose allí.Para llegar suelen usar la Vía de la Plata, aunque también utilizan rutas alternativas como la Ruta Mozárabe o Camino Sanabrés.Influenciados por el estilo arquitectónico islámico, construyen algunas iglesias con un estilo propio, llamado arte mozárabe, que utiliza el arco de herradura, como se puede observar en la de Santiago de Peñalba o en el monasterio de San Miguel de Escalada.

 

 

 

Carlomagno  había iniciado su campaña contra el Islam en el Valle del Ebro y de acuerdo con Adriano I envió a España al obispo Egila para iniciar una reforma de la iglesia peninsular como la que se estaba llevando a cabo en la Carolingia.Sin embargo, con las derrotas en Roncesvalles y Orreaga, la parte occidental de la Marca Hispánica se independiza del poder franco, surgiendo el reino de Pamplona, germen del futuro reino de Navarra.

Con la extensión territorial de los núcleos de resistencia cristianos, algunos convertidos en reinos, se asegura la ruta que, aproximadamente desde el año 921, es seguida por numerosos peregrinos.Para librarse de las aceifas musulmanas se toman rutas alternativas,  como el Camino de la Montaña o la Ruta Vadiniense.

 

 

Con el tiempo, los lazos de dependencia de los condados pirenaicos orientales respecto de la monarquía franca se fueron debilitando. La autonomía se consolidó al afirmarse los derechos de herencia entre las familias condales. Esta tendencia fue acompañada de un proceso de unificación de los condados hasta formar entidades políticas más amplias.Aunque esto suponía una cierta estabilidad, la franja de separación entre los dominios cristianos y musulmanes tampoco tenía una extensión uniforme.Sin embargo, los habitantes cristianos de estos condados también realizan el viaje hacia el «Finis Terrae», primero por las rutas más seguras del norte, y más tarde, cuando avanza hacía el Sur el dominio cristiano, por las rutas del Ebro; configurando así los Caminos Catalanes a Santiago.

 

El número de caminantes crece geométricamente a partir del siglo X, cuando la población europea logra salir del aislamiento de épocas anteriores.Para mejorar las condiciones de los viajeros que utilizaban las viejas calzadas romanas, se realizaron, por medio de constructores foráneos o autóctonos, y promovidos por clérigos, como Domingo de la Calzadao por el propio poder real, nuevos caminos, puentes, albergues y hospitales.

Aunque en la mentalidad de los peregrinos seguía estando presente la idea de religiosidad que conllevaba este viaje.Por eso las reliquias custodiadas en Oviedo habían adquirido entre la cristiandad gran importancia, hasta el hecho de dar pie a una antigua canción francesa que dice: “Quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y deja al Señor”.Es por esto que muchos peregrinos al llegar a León se desviaban de la ruta para hacer parada en la venerada Catedral de San Salvador.Para llegar allí utilizaban el Camino Real o Camino de San Salvador, también conocido como  Ruta Jacobea Real.

 

Las razzias musulmanas se intensifican en el periodo del Califato de Córdoba, sobre todo, bajo la dirección de Almanzor, el cual, entre los años 977 y 1002, arrasó varias ciudades cristianas, entre ellas, Barcelona, Pamplona, León o el propio Santiago de Compostela.Esto supuso la búsqueda de caminos alternativos, como el Camino del Piamonte, alternativa a los caminos catalanes por la vertiente francesa del Pirineo.

 

 

Mapa del Camino del Piamonte

El saqueo de Compostela por Almanzor, supuso el incremento de la preocupación, por parte de la jerarquía eclesiástica, por la seguridad de los peregrinos.El obispo Pedro de Mezonzo  se dedicó a una intensa y rápida labor de restauración de la ciudad y las villas y conventos de la diócesis, así como a renovar el ánimo de sus fieles.

Las disputas territoriales entre el reino de León, heredero del de Asturias, y el reino de Pamplona, germen del reino de Navarra, hacen que las rutas principales hacia el Oeste no sean seguras, utilizando de nuevo las rutas de la costa o rutas alternativas como la Ruta del Baztán.

 

Como consecuencia de estas disputas,Pamplona se anexiona el condado de Castilla que era parte del reino de León. A la muerte del rey Sancho III, el condado es heredado por su hijo Fernando.Tras ser proclamado rey de León, a su muerte reparte el reino entre sus hijos y  surge así el reino de Castilla .

 

El deseo de los monarcas de estos reinos de romper con su aislamiento respecto al resto de la Cristiandad mediante lazos dinásticos, culturales y religiosos, supuso la penetración de nuevos estilos artísticos, como el románico (que emplea el arco de medio punto y la bóveda de cañón)  y la sustitución, por la influencia de  la abadía benedictina de Cluny, del rito autóctono en beneficio de la liturgia llamada romana ante los deseos unificadores de Alfonso VI, favoreciendo  la constitución y proyección de una red de monasterios cluniacenses alrededor de la ruta de Occidente.

 

Aprovechando el desmembramiento del Califato de Córdoba en pequeños reinos, llamados reinos de taifas, los reyes cristianos les exigen a estos reinos el pago de parias, un impuesto para evitar ser atacados.El periodo de taifas fue a su vez el del máximo apogeo de la cultura andalusí, naciendo una filosofía en Al-Ándalus con una particular idiosincrasia, progresando las matemáticas, la astronomía y la poesía, que, aunque llegaron a la península por las rutas comerciales  musulmanas (por ejemplo, el álgebra y el sistema de numeración arábigo) , influirá posteriormente en el arte magrebí.

 

No obstante, la conquista de Toledo en 1085 por parte de Alfonso VI de León y Castilla hizo palpable que la amenaza cristiana podía acabar con los reinos musulmanes de la península. Ante tal amenaza, los reyes de las taifas pidieron ayuda al sultán almorávide, Yusuf ibn Tasufin, quien no sólo derrotó al rey leonés en la batalla de Zalaca , sino que conquistó progresivamente todas las taifas.

 

La conquista de Toledo y la de Valencia por parte de Rodrigo Díaz de Vivar ( el Cid), supusieron la aparición de nuevos caminos hacia el Oeste.Es el caso del Camino de Levante, que desde Valencia, pasando por Toledo, se unía a la Vía de la Plata en Zamora.Sin embargo estos caminos fueron inseguros por las campañas llevadas a cabo por los almorávides.Estas campañas y la conquista de las taifas hacen que  Alfonso VI solicite a los reinos cristianos de Europa la organización de una cruzada contra los almorávides.Aunque la cruzada no llega finalmente a organizarse, sí provoca la entrada en la península de un importante número de cruzados, animados por las ganancias económicas y territoriales, además de las indulgencias que podrían obtener, sin tener que viajar hasta «Outremer».

Anteriormente, ya el Papa  Alejandro II predicó la cruzada, transformando lo que la historia ha denominado como  Reconquista en una en guerra santa al conceder indulgencia plenaria a los soldados que participaran en la cruzada de Barbastro.

La llamada a la cruzada tuvo lugar en una época en la que se había incrementado la población de Europa occidental, incrementando también con ello el tamaño de los ejércitos de la cristiandad.La expansión de la población supuso una disminución de las oportunidades de enriquecimiento en Europa, y las posibles recompensas espirituales, políticas y económicas de la cruzada tentaban a numerosos participantes.

Hacia el este, el vecino más cercano de los reinos cristianos era el Imperio bizantino, que desde el Cisma de Oriente había roto explicitamente sus vínculos con el papa de Roma, cuya autoridad dejó de reconocerse.Sin embargo, ante las frecuentes incursiones de  los turcos selyúcidas en territorio bizantino, Alejo I Comneno   escribió una carta al papa Urbano II, solicitándole su apoyo y el envío de nuevos mercenarios que lucharan por Bizancio contra los turcos.

 

Por otra parte, los turcos también habían avanzado en dirección sur, hacia Siria y Palestina. Una tras otra las ciudades del Mediterráneo Oriental cayeron en sus manos, y en 1070 entraron en Jerusalén. Pero el factor desencadenante que contribuyó al cambio de la actitud occidental frente a los musulmanes de oriente había sido la orden del califa fatimí Huséin al-Hakim Bi-Amrillah de destruir la Iglesia del Santo Sepulcro.

 

La idea de la Guerra Santa contra los musulmanes finalmente caló en la población y resultó una idea atractiva para los poderes tanto religiosos como seculares.Así que la  predicación de Urbano II provocó un estallido de fervor religioso tanto en el pueblo llano como en la pequeña nobleza, y en el  concilio de Clermont de 1095, tras la pronunciación de su discurso,  la multitud se dejó llevar por el entusiasmo al grito de ¡Deus vult! (¡Dios lo quiere!) que habría de convertirse en el lema de la Primera Cruzada, primera de una serie de  ocho cruzadas desde el siglo XI hasta el siglo XIV.

 

Los cruzados y las ciudades marítimas italianas abren la ruta de Jerusalén. Básicamente, las cruzadas fueron motivadas por los intereses expansionistas de la nobleza feudal, el control del comercio con Asia y el afán hegemónico del papado sobre las monarquías y las iglesias de Oriente.En este sentido, se establecen una serie de  Estados Cruzados que estaban bajo el poder espiritual del papado.

 

Y  aunque en muchos casos se puede suponer también un verdadero fervor religioso, y se declararon con principio y objeto de recuperar Tierra Santa para los peregrinos, los intereses comerciales de las repúblicas marítimas italianas en el Mediterráneo se vieron incrementados con ellas.Se llegó incluso a desviar el rumbo de la Cuarta Cruzada por los intereses comerciales de la República de Venecia, terminando con la conquista y el saqueo de Constantinopla, capital del Imperio bizantino (que se llamaba entonces «Imperium Romaniae»).

 

El objetivo de Venecia era asegurarse la supremacía comercial en Oriente, desplazando definitivamente a sus rivales.Esta supremacía supuso para los mercaderes venecianos el monopolio de antiguas rutas comerciales como la Ruta de las especias o la Ruta de la Seda, y la posibilidad de abrir nuevas rutas comerciales.

 

El mundo conocido por los europeos no iba mucho más allá del actual Oriente Medio. Las pocas noticias que se tenían de lo que estaba más allá eran generalmente confusas y muy mitificadas. Es de destacar la leyenda del Preste Juan, un mítico rey cristiano que se suponía existía rodeado de infieles en Asia Central. Los intercambios comerciales se encontraban casi siempre mediatizados por persas y árabes.

 

La expansión del Imperio mongol les llevó a las mismas puertas de Europa tras atravesar las estepas rusas y amenazar Polonia, aunque pronto se retiraron. Más al sur, sin embargo, los mongoles saquearon Bagdad  y sometieron a reinos musulmanes que se habían enfrentado en las cruzadas con los cristianos.Es así como se despierta el interés por los mongoles en Europa. A la curiosidad por esos bárbaros, tenidos hasta entonces como seres casi mitológicos, se le suma en lo político la posibilidad de obtener un aliado contra el enemigo islámico, una forma más ventajosa de negociar con Oriente en lo económico, y un deseo evangelizador, dada la gran tolerancia religiosa de los mongoles.

Varios misioneros, como Giovanni da Pian del Carpine, viajaron como embajadores a Oriente, aunque sin conseguir resultados concretos. A su regreso escribiría Historia Mongolorvm y su Relación Tártara que constituirían las primeras historias medievales europeas acerca de los mongoles.Estos relatos, y la ampliación del comercio veneciano, fueron el detonante para que un comerciante de origen veneciano, conocido como Marco Polo, realizara un viaje al Extremo Oriente, y estableciera contacto con la corte del Gran Kan Kublai. A su regreso a Italia, Venecia estaba en guerra con su rival, Génova, y en el transcurso del conflicto Marco fue capturado y encarcelado por los genoveses.Durante su período en la cárcel, conoció al escritor Rustichello de Pisa, a quien relató sus fabulosos viajes, que fueron el tema del libro conocido en principio como Le divisament du monde, Livre des merveilles du monde, o Il milione,  conocido en castellano como Los viajes de Marco Polo.

 

Génova entró en una alianza con la Corona de Aragón, surgida de la unión dinástica entre el Reino de Aragón y el Condado de Barcelona.Los intereses de la Corona de Aragón en el Mediterraneo, surgen tras la conquista de las  islas Baleares y de la Taifa de Valencia por Jaime I, que convierte esta última en el reino de Valencia.

Jaime I era hijo de Pedro II el Católico, que murió en  la batalla de Muret durante la cruzada albigense.Esta cruzada  fue un conflicto armado que tuvo lugar  por iniciativa del papa Inocencio III con el apoyo de la dinastía de los Capetos, con el fin de reducir por la fuerza el catarismo, un movimiento religioso calificado como herejía por la Iglesia católica y asentado desde el siglo XII en los territorios feudales del Languedoc, vasallos de la Corona de Aragón.

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Esta relación de vasallaje se había iniciado con el casamiento de  Ramón Berenguer III , conde de Barcelona, con Dulce de Provenza, que le cedió los derechos sobre el condado de Provenza en 1113. Estando ya en su lecho de muerte, Ramón Berenguer III solicitó el ingreso en la Orden de los Templarios  una de las más poderosas órdenes militares cristianas de la Edad Media.

Las órdenes militares fueron instituciones religioso-militares creadas en el contexto de las cruzadas como sociedades de caballeros cristianos (miles Christi), inicialmente para la defensa de los Santos Lugares (Templarios, Hospitalarios y del Santo Sepulcro) y luego aplicadas a la propagación o la defensa de la fe cristiana, ya fuera en Tierra Santa o en otros lugares, contra los musulmanes (como las órdenes militares españolas durante la Reconquista), contra los paganos (como la Orden Teutónica en el Báltico) o contra cristianos heréticos (como las militia Christi que combatían a los albigenses). Los caballeros de las órdenes militares estaban sometidos a los votos canónicos de las órdenes religiosas, siendo «mitad monjes, mitad soldados». Posteriormente muchas órdenes se secularizaron.

 

El éxito de las órdenes militares se encuentra estrechamente vinculado a las cruzadas, aunque no solo en Tierra Santa, ya que la recuperación de territorios bajo dominio musulmán en la península ibérica también era concebida como una cruzada.De hecho, hubo reyes, como Alfonso I el Batallador, que a su muerte, y en lo que es uno de los episodios más controvertidos de su vida, legó sus reinos a las órdenes militares, lo que no fue aceptado por la nobleza, que eligió a su hermano Ramiro II el Monje en Aragón y a García Ramírez el Restaurador en Navarra, dividiendo así el reino.Navarra recuperaba así su singularidad, perdida al incorporase al reino de Aragón en 1076, cuando el  rey de Navarra, Sancho Garcés IV de Navarra fue asesinado por su propio hermano, y los  navarros, no queriendo ser gobernados por el fratricida, eligieron por rey a Sancho Ramírez de Aragón.

 

Alfonso I destacó en la lucha contra los musulmanes, y llegó a duplicar la extensión del reino de Aragón tras la conquista clave de Zaragoza.La dinastía hudí de Zaragoza había conseguido mantener su independencia frente al Imperio almorávide y a la presión de un joven reino de Aragón,rigiendo la taifa de Zaragoza desde el palacio de la Aljafería, hasta que en 1110 la ciudad tuvo que ser entregada al poder morabita, que puso al frente de la gobernación de la urbe al ex-regidor de Valencia Muhammad ibn al-Hayy. En 1115 le sustituyó Ibn Tifilwit, quien nombró visir al gran filósofo Avempace.

 

Los primeros indicios del malestar andalusí contra los almorávides se produjeron en Córdoba en 1121, cuando la población se rebeló contra los almorávides.Otras rebeliones se produjeron en distintas ciudades, lo que fue aprovechado por el Batallador para iniciar una campaña  en el interior de al-Ándalus,  alentado por los mozárabes de Granada.

Tras la campaña del rey de Aragón, los mozárabes andalusíes fueron represaliados y, en su mayoría (temiendo nuevas rebeliones internas) deportados al norte de África.

Hacia 1125 un nuevo poder estaba surgiendo en el Magreb, el de los almohades, surgidos de la tribu de los zenatas, que lograron con un nuevo espíritu de aplicación rigurosa de la ley islámica, ya relajadas las costumbres de los almorávides en gran medida debido al contacto con la cultura andalusí, imponerse al poderío almorávide tras la caída de su capital Marrakech en 1147.En la península se habían producido más rebeliones contra los almorávides, y el golpe de gracia fue la sublevación del distrito de Mértola en 1144, donde se impuso como rey el místico Ibn Qasi, dando lugar al periodo de los segundos reinos de taifas.

Antes de estos hechos, el rey Alfonso se había casado con  Urraca I de León.

La muerte del único descendiente varón de AlfonsoVI, Sancho ,en la batalla de Uclés, convierte a Urraca, que había enviudado un año antes, en la heredera del trono leonés.Los nobles aceptan la designación real pero exigen que Urraca contraiga un nuevo matrimonio.Inmediatamente surgen varios candidatos para desposar a la heredera al trono, pero, temiendo que las rivalidades que existían entre los nobles castellanos y leoneses se incrementaran por este motivo, Alfonso VI decide casar a Urraca con el rey aragonés. Y es así como el Batallador gobernó sobre León, Castilla, Toledo, Navarra y Aragón y se hizo llamar entre 1109–1114 «emperador de León y rey de toda España» o «emperador de España», título que ya había utilizado Alfonso VI y que volverá a utilizar su nieto Alfonso VII.

 

Alfonso VII era hijo del primer marido de Urraca, el conde Raimundo de Borgoña, que había llegado junto a su pariente Enrique de Borgoña para ofrecer sus servicios a Alfonso VI, esposo de la tía de ambos Constanza de Borgoña, en la  cruzada contra los almorávides. Raimundo  recibió de Alfonso VI el Condado de Galicia, al casarse con Urraca, mientras que Enrique, casado con otra hija de Alfonso VI, Teresa, recibirá el Condado de Portugal.

Enrique de Borgoña, aprovechando los problemas, conflictos familiares y políticos surgidos en torno a su cuñada la reina Urraca, declaró la independencia del Condado de Portugal.Tras su muerte, Teresa gobernó el condado (con el título de reina)  durante la minoría del futuro Alfonso I de Portugal, primer rey de Portugal.

Estos nobles franceses introdujeron las dinastias borgoñonas en los reinos peninsulares, y con ello, las costumbres y usos de la corte francesa.De hecho, el apoyo de Raimundo al primer arzobispo de Compostela,  Diego Gelmírez, impulsó las obras de la catedral románica.Estas obras se habían iniciado bajo el reinado de Alfonso VI, siendo obispo  Diego Peláez,  según indica el Codex Calixtinus, ya que el templo, reconstruido por el obispo Pedro de Mezonzo después del ataque de Almanzor, resultaba insuficiente para atender a los numerosos peregrinos que acudían a Compostela.

 

 

Uno de estos peregrinos habría sido Aimeryc Picaud, monje del Poitou, que efectuó el peregrinaje a caballo, visitando un gran número de santuarios,  rutas que fue describiendo detalladamente en diversos aspectos: pueblos y santuarios visitados, anécdotas, caminos, itinerarios, etc.Este viaje lo habría recopilado en  la Guía del Peregrino , aunque existen dudas sobre su autoría, ya que se le atribuye a  Hugo el Potevino, monje de Vézelay y redactor de la Crónica de Vézelay

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Tras la invasión almohade,  Alfonso VII,  Ramón Berenguer IV y García Ramírez  acuerdan la conquista de Almería en poder de los almohades. Para ello cuentan además con el apoyo de la flota genovesa y con cruzados franceses que responden al llamamiento que ha realizado el papa Eugenio III. Almería es tomada en octubre de 1147.En 1157, los almohades recuperaron el control de la ciudad de Almería y Alfonso VII parte para intentar reconquistarla. Fracasa en el intento y cuando regresaba a León, muere.A su muerte, se divide su reino y su hijo Fernando le sucede en el trono de León mientras que su otro hijo Sancho ocupó el trono de Castilla.

 

Sancho III de Castilla,  llamado «el Deseado», solamente ocupó el trono durante un año, pero su labor fue intensa, disputándose con su hermano Fernando las tierras fronterizas de los dos reinos, y logrando que  el rey Sancho VI de Navarra y  el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV le rindieran homenaje y se declarasen vasallos suyos.

En 1158 contribuyó a la creación de la Orden de Calatrava cuando los templarios rehusaron mantener la defensa de la plaza fronteriza de Calatrava que les había sido concedida por Alfonso VII en 1147. Sancho III entregó entonces la tenencia y el señorío de Calatrava al abad Raimundo de Fitero y al caballero Diego Velázquez, que fundaron la orden.

A la muerte de Sancho III  heredó el reino su hijo Alfonso, que  sólo contaba tres años de edad, por lo que se designó como tutor a Gutierre Fernández de Castro y como regente a Manrique Pérez de Lara, para equilibrar a las poderosas familias Castro y Lara. Sin embargo, se originó una sangrienta rivalidad entre las dos familias nobiliarias.Esta rivalidad derivó en una guerra civil y en un período de incertidumbre que fue aprovechado por los reinos vecinos y así, en 1159, el rey navarro Sancho VI se apoderó de Logroño y de amplias zonas de La Rioja, mientras que el tío del joven Alfonso, el rey leonés Fernando II, se apoderó de la ciudad de Burgos.

 

Fernando II amplió por el Sur el reino de León, en disputa con el rey Alfonso I de Portugal que, con la ayuda del guerrero Geraldo Geraldes ,conocido como Geraldo «sem Pavor», había conquistado la región del Alentejo y algunas plazas de la actual Extremadura, como Cáceres, Trujillo y Montánchez.Sin embargo, quien lleva a cabo la conquista definitiva de Cáceres es Fernando II.Para proteger la ciudad ante un posible intento de reconquista,  asigna su defensa a un grupo de caballeros que en 1170 se constituyen como orden religiosa y militar,  conocidos como los Fratres o Caballeros de Cáceres,  que serían la semilla de la que nacería la Orden de Santiago, cuyo objetivo inicial era proteger a los peregrinos del Camino de Santiago y hacer retroceder a los musulmanes de la península Ibérica.Es en este tiempo cuando se redacta en Santiago de Compostela el llamado Privilegio de los Votos que atribuye al rey Ramiro I una victoria frente a los moros en Clavijo en 844, victoria obtenida gracias a una aparición de Santiago montado en un corcel blanco, que es el origen de la representación del Apóstol como Santiago Matamoros.

 

Sin embargo, la  fundación religiosa de la Orden hay que atribuírsela al rey Alfonso VIII,  con la aprobación del papa Alejandro III mediante una bula.En dicha bula aprobó sus constituciones y a  partir de ese momento se les conoció con el nombre de Caballeros de Santiago.Los Caballeros de Santiago tenían posesiones en los  reinos de León, Castilla, Aragón y Portugal; pero Fernando II de León y Alfonso VIII de Castilla ponían la condición de que la sede de la Orden debía estar en sus respectivos estados: en San Marcos de León y Uclés.Como emblema adoptaron la cruz que desde entonces es símbolo de Santiago.

 

Fernando II falleció en 1188, siendo sucedido en el trono por su hijo primogénito, Alfonso IX  que, para paliar las dificultades, tanto políticas como económicas, en las que se encontraba el reino,  convocó las famosas Cortes de León en 1188, en las que fueron convocados por primera vez los representantes de las ciudades para intervenir en asuntos de Estado. Asistieron representantes de la nobleza, del clero y de las clases populares procedentes de León, Galicia, Asturias y Extremadura, siendo de esta manera, las primeras Cortes representativas de Europa y del Mundo.Esto hizo del reino de León la cuna del parlamentarismo, adelantándose a la redacción de la Carta Magna,  documento aceptado por el rey Juan I de Inglaterra (más conocido como Juan sin Tierra) en 1215, ante el acoso de los problemas sociales y las graves dificultades en la política exterior.

La labor cultural de los reyes, tanto de Alfonso VIII en Castilla, como de Alfonso IX en León, supuso la creación de sendos Studium generale en Palencia y Salamanca.En 1208, el obispo Tello Téllez de Meneses, con el auspicio de Alfonso VIII, había creado un Estudio general en Palencia (que acabó convirtiéndose en Universidad en 1263, cuando estaba a punto de desaparecer), un estudio donde los leoneses tenían difícil acudir debido a los continuos choques entre León y Castilla. Por eso, Alfonso IX decidió, en 1218, crear otro  Estudio General en Salamanca, a partir de las escuelas catedralicias que ya llevaban funcionando casi un siglo. En aquellos tiempos eran normales las escuelas en las Catedrales.Este Estudio General de Salamanca fue la primera institución educativa europea que obtuvo el título de Universidad por una bula de Alejandro IV en el año 1255.

 

Las rivalidades territoriales con los reinos de Portugal y Castilla, fueron la causa de que Alfonso IX no acudiera con su ejército a la  batalla de Las Navas de Tolosa, pero permitió que sus vasallos se incorporaran a la batalla. Después de la derrota de la batalla de Alarcos,  los almohades se hicieron fuertes, llegando a amenazar la ciudad de Toledo, por lo que Alfonso VIII  solicitó del papa Inocencio III la consideración de cruzada para recabar caballeros de toda Europa.Para ello contó con el arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada.A las tropas castellanas se les unieron las de Aragón y Navarra,comandadas por sus reyes, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra, además de las de las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, El Temple y El Hospital, así como un gran número de caballeros franceses, italianos y de otros países europeos.

 

Antes de la batalla se produjo la deserción de casi todos «los franceses y gente de Cruzada», quienes no aceptaron el trato benevolente que se daba a la población musulmana y judía de las ciudades conquistadas a su paso,  y exigían que los matasen.Acostumbrados desde la Primera Cruzada a tratar a musulmanes y judíos como enemigos de Cristo, pensaban que era su deber enfrentarse a esos enemigos o convertirles a la fe cristiana y entendían ese enfrentamiento como sinónimo de  luchar a muerte o darles muerte.Si bien el antisemitismo había existido en Europa desde hacía siglos, las cruzadas supusieron la generalización de la violencia en masa y organizada contra las comunidades judías.

 

Sin embargo, en la península, el trato a los judíos era más tolerante.Aunque tenían que vivir en barrios separados del resto de la población, llamados aljamas (en los territorios cristianos se distinguían las aljamas judías o juderías, de las aljamas musulmanas o morerías), las comunidades judías gozaban de estatutos de excepcionalidad, haciendose cargo de su propia recaudación de impuestos y organización fiscal.

Bajo dominio musulmán la cultura hebrea en la península alcanza su máximo esplendor. Los judíos cultivan con éxito las artes y las ciencias, destacando claramente en medicina, astronomía y matemáticas. Además, los estudios religiosos y la filosofía son quizás la más grande aportación. Algunos nombres destacan en tales áreas. El rabino cordobés Moshé ibn Maimón, conocido como Maimónides, se distingue sobre los demás por sus aportes al campo de la medicina, y sobre todo en la filosofía.

Sin embargo, la invasión de los almorávides y, sobre todo, la de los almohades, cambió la situación de los judíos.Estas dinastías, de origen africano, tenían una concepción del Islam mucho más rigorista, por lo que se mostraron mucho menos tolerantes hacia los judíos. A partir del siglo XII, la población judía inició un éxodo masivo: los mayores contingentes se refugiaron en los reinos cristianos del norte, en los que había comunidades judías de relevancia.Destacar, por ejemplo la labor de escritores judíos como Benjamín de Tudela, cuyo relato de su viaje es una descripción detallada de los lugares que visita, con especial hincapié en las comunidades judías que encuentra.

 

La  victoria cristiana en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212) marca el comienzo del fin de la dinastía almohade, no sólo por el resultado del encuentro en sí mismo, sino por la subsiguiente muerte del califa al-Nasir y las luchas sucesorias que se produjeron y que hundieron el califato en el caos político.Aprovechando esta situación, Alfonso IX amplía el territorio de su reino por el sur, con la conquista de varias plazas, entre las que destaca Alcántara, ya que  encomendó su defensa a la recientemente formada orden de los «Caballeros de Julián de Pereiro» que a raíz de establecerse en dicha villa cambia su nombre por el de Orden de Alcántara.

Antes de desaparecer de la escena política, los almohades también dejaron su legado, en cuanto a arte se refiere.Podemos destacar su arquitectura, presente hoy en monumentos como la Giralda o la Torre del Oro de Sevilla.

 

Anterior al periodo almohade es el trabajo del geógrafo andalusí Al-Idrisi, que  confeccionó un gran mapamundi orientado en sentido inverso al utilizado actualmente (el Norte abajo y el Sur arriba), conocido como la Tabula Rogeriana, acompañado por un libro, denominado Geografía.Al-Idrisi desarrolló la mayor parte de su obra en la corte de Roger II de Sicilia, establecida en Palermo.

 

Tras el fin del período almohade  hubo un corto período denominado terceros reinos de Taifas.Este periodo se caracterizó, como los anteriores periodos de taifas, por las rivalidades entre los distintos reinos, lo que facilitó las conquistas cristianas, por parte de Jaime I de Aragón y de Fernando III de Castilla.

Destacar que todos los periodos de taifas, aún con las rivalidades entre los distintos reinos, fueron periodos de tolerancia respecto a las comunidades no musulmanas, y de desarrollo de las artes,  las ciencias y las letras de Al-Andalus.Como ejemplos podemos citar edificios como la Aljafería o la  Alcazaba de Málaga.

 

Fernando III heredó el reino de Castilla de su madre Berenguela.Al morir Alfonso VIII en 1214, heredó la corona el joven infante Enrique que tan sólo contaba con diez años de edad.La minoría de edad del rey Enrique supuso la apertura de un período de regencia que ejerció su hermana.Enrique falleció en 1217, por lo que  el trono de Castilla pasó a manos de  Berenguela que hizo la cesión del trono en favor de su hijo Fernando.

Berenguela se había casado en 1197  con el rey de León Alfonso IX, pariente suyo en tercer grado.Fruto de este matrimonio era el futuro rey Fernando III.Las disputas entre los reinos de León y Castilla siguieron aún mientras duró el reinado de Alfonso IX.Éste había instituido herederas, después de la muerte de su primogénito Fernando,  a las hijas habidas de su anterior matrimonio con Teresa de Portugal, las infantas Sancha y Dulce, por lo que a su muerte, en 1230, se las reconoció como  reinas de jure de León.Esto supuso  la relegación a un segundo plano del ya entonces rey de Castilla, Fernando III.Fernando reclamó sus derechos al trono leonés, que logró gracias a un acuerdo entre su madre, Berenguela, y Teresa de Portugal,  por el que Sancha y Dulce renunciaban a sus derechos y reconocían a Fernando como rey de León a cambio de una importante compensación económica. De ese modo se unieron dinásticamente — siguieron conservando Cortes, leyes e instituciones diferentes — León y Castilla en la persona de Fernando.

 

La alianza entre los reinos cristianos logra el definitivo derrumbe del Al-Andalus, conquistando con gran celeridad el sur peninsular salvo Granada.A Fernando III se le plantean dos frentes, Murcia y Andalucía. Jaime I de Aragón había conquistado ya Valencia y pretendía hacerse con Murcia. Posteriormente Alfonso X firmará con Jaime I de Aragón el Tratado de Almizra para fijar el límite de expansión de los aragoneses hacia el Sur.Este tratado será la base para la conquista y repoblación del reino de Murcia, que abriría los caminos hacia el Oeste desde Cartagena, llamada la  Ruta del Azahar.

 

Así, durante el reinado de Fernando III,  fueron conquistados el Reino de Jaén, el Reino de Córdoba, el Reino de Sevilla y Extremadura, obligando con ello a retroceder a los reinos musulmanes.

Las nuevas corrientes culturales que provenían de Europa, llegan por el Camino de Santiago, y es así como Fernando III  mandó levantar la catedral de Burgos y la catedral de León en el nuevo estilo arquitectónico, conocido como gótico, caracterizado por la utilización del arco ojival o apuntado, la bóveda de crucería, los contrafuertes con arbotantes y el uso de vidrieras coloreadas en ventanas y rosetones.

 

Fernando III repartió las nuevas tierras conquistadas entre las órdenes militares, la Iglesia y los nobles, lo que dio lugar a la formación de grandes latifundios.Preocupado por sus conquistas en Andalucía, busca la quietud social en Galicia, y para ello se inclina a favor de los señores eclesiásticos en la pugna que estos tenían con los concejos de Compostela en 1238, de Tuy en 1249 y de Lugo en 1252 y crea la figura del representante del poder real, ya que él, desde tan lejos, no podía ejercer el poder mediante adelantados.Cuando falleció en 1252, preparaba una expedición contra el norte de África, tratando de evitar las posibles amenazas que pudieran proceder de esa zona.

 

 

Fue sucedido en el trono por su hijo Alfonso X, que reanudó la ofensiva contra los musulmanes, y ocupó Jerez, arrasó el puerto de Rabat, Salé y conquistó Cádiz.

Los musulmanes que se quedaron en los territorios conquistados eran conocidos como mudéjares.Al principio se les permitió seguir practicando el Islam, utilizar su lengua y mantener sus costumbres.Su gran mayoría, de condición social humilde, eran campesinos con una especial vinculación a la agricultura de regadío (huertas y vegas, terrazas en las laderas) o artesanos especializados (albañilería, oficios textiles –cordobanes, sedas-).Muchos de ellos eran muladíes, así que era difícil distinguir en la población andalusí los elementos de origen foráneo de los propiamente peninsulares.Las revueltas mudéjares fueron numerosas a partir del siglo XIII,  y provocaron la despoblación de algunas zonas. En 1264, Alfonso X tuvo que hacer frente a una importante revuelta de los  mudéjares de Murcia y el valle del Guadalquivir.Dejaron también un estilo artístico propio, basado en las construcciones de ladrillo, la yesería, la utilización de cerámica decorativa y las cubiertas de madera, y que se conoce como arte mudéjar.

 

Alfonso X llevó  a cabo una activa y beneficiosa política económica, reformando la moneda y la hacienda, concediendo numerosas ferias y reconociendo al Honrado Consejo de la Mesta.Con su creación se intentaba evitar posibles conflictos entre agricultores y ganaderos, ya que estos últimos debían atravesar las tierras de los agricultores con sus rebaños dos veces al año, produciendo daños en sus cultivos. Esto se subsanó construyendo unos itinerarios concretos; los de mayor anchura se llamaban cañadas, y las más importantes de entre ellas se llamaban cañadas reales, dando testimonio de su creación por el rey.

 

El aprovechamiento de alguna de estas cañadas por viajeros y peregrinos, dió lugar al Camino de la Lana, que  es uno de los más antiguos trazados comerciales peninsulares, ya que se usaba para llevar la lana producida en Castilla a los puertos del Mediterraneo.Otros caminos alternativos a la Ruta del Ebro pasaban por Soria, aprovechando también el trazado de las cañadas sorianas, y conformando el Camino de Santiago de Soria.

Alfonso X también es reconocido por la obra literaria, científica, histórica y jurídica realizada por su escritorio real.Patrocinó, supervisó y a menudo participó con su propia escritura y en colaboración con un conjunto de intelectuales latinos, hebreos e islámicos conocido como Escuela de Traductores de Toledo, en la composición de una ingente obra literaria que inicia en buena medida la prosa en castellano.

De la extensa obra alfonsí destacan: el Fuero Real de Castilla, el Espéculo y las Siete Partidas, entre las jurídicas; las Tablas alfonsíes, entre las astronómicas; y entre las de carácter histórico, la Estoria de España y la Grande e general estoria o General estoria, obra de historia universal. Las Cantigas de Santa María es un conjunto de canciones líricas, escritas en galaico-portugués y acompañadas de notación musical y unas vistosísimas ilustraciones que se hallan entre lo mejor de la pintura de su tiempo. El Lapidario versa sobre las propiedades minerales, y el Libro de los juegos sobre temas lúdicos (ajedrez, dados y tablas), deportes de la nobleza en aquel tiempo. La intervención del rey fue a veces directa y a veces indirecta, pero indudablemente fue el arquitecto de estas obras.

Alfonso X convocó para esta labor a un conjunto de sabios en lenguas hebrea, árabe y latina, con quienes formó su scriptorium real. Contó con la colaboración de cristianos, judíos y musulmanes, que desarrollaron una importante labor científica al rescatar textos de la Antigüedad y al traducir textos árabes y hebreos al latín y al castellano.En su reinado se desarrollaron las obras de escritores como Yehudá ben Mošé y Moisés de León, autor del Libro del Esplendor o Zóhar, libro central en la Cábala.

 

Alfonso X aspiró al trono del Sacro Imperio Romano Germánico, ya que pertenecía, por ser hijo de Beatriz de Suabia, a la familia alemana de los Hohenstaufen, que alegaba ser la depositaria de los derechos al Imperio.Fue un proyecto al que dedicó más de la mitad de su reinado sin obtener éxito alguno y que las crónicas dieron a conocer como Fecho del Imperio. Alfonso desembolsó enormes cantidades de dinero para sufragar sus gestiones para ser coronado emperador por el papa, así como para apoyar militar y financieramente a sus partidarios en Italia y Alemania.

 

En la última etapa de su vida, Alfonso X tuvo que afrontar diversos fracasos y desgracias, incluyendo la muerte de su heredero, Fernando de la Cerda, en 1275, rebeliones de nobles y en el seno de su propia familia, fracaso del intento de conquista de Algeciras en 1278, y las invasiones de los benimerines, que habían entablado un acuerdo con el reino nazarí de Granada.El reino nazarí de Granada sería el último estado musulmán de la península ibérica, y desarrollaría la la última etapa del arte hispanomusulmán, conocida como arte nazarí, cuya obra más significativa es la  Alhambra, Qalat al-Amra, «el castillo rojo», verdadera síntesis de arquitectura palatina islámica y de los nuevos elementos de fortificación incorporados a la arquitectura militar. A ella se asocia una almunia o huerta de recreo conocida como el Generalife o Yannat al-Arif o «huerta del Arquitecto».

 

 

Durante el siglo XIV se produjeron muchas convulsiones sociales en Europa que desvían a los viajeros potenciales del «camino de Occidente» hacia otros destinos.También la recopilación de viajes y tratados de geografía de los hispanomusulmanes Ibn Battuta e Ibn Jaldún, abren las vías de exploración hacia Oriente, dejando de lado el «Finis Terrae».

Resultado de imagen de Ibn Battuta

 

La pandemia de peste que asoló Europa y que alcanzó un punto máximo entre 1347 y 1353, conocida como Peste Negra, causó la  muerte de 25 millones de personas tan solo en Europa (aproximadamente un tercio de la población del continente en aquel entonces) y unos 40 a 60 millones más en Asia.La pandemia irrumpió en primer lugar en Asia, para después llegar a Europa, a través de las rutas comerciales.

 

La división de la Iglesia Católica por causa del  Cisma de Occidente en 1378, hizo que declinara el interés por los viajes de peregrinación.La situación de la Iglesia hacía que esta tuviera otro tipo de preocupaciones. La credibilidad que ofrecía era escasa. Por otro lado las preocupaciones de los reinos peninsulares se centraban más en el sur, donde resistía el reino nazarí.

La supervivencia del reino nazarí de Granada responde a varias razones: su condición de vasallo del rey castellano, su conveniencia para éste como refugio de población musulmana, el carácter montañoso del reino (complementado con una consistente red de fortalezas fronterizas), el apoyo norteafricano, la crisis castellana bajomedieval y la indiferencia aragonesa (ocupada en su expansión mediterránea).

Con la conquista del Algarve en 1249, el reino de Portugal consigue establecer unas fronteras que, salvo algunas modificaciones, serían definitivas, siendo uno de los primeros estados europeos en fijar su territorio.

Navarra se convierte en un reino sin posibilidad de expansión, al no tener frontera con los territorios musulmanes y encontrarse encajonado entre los ahora mucho más poderosos Castilla y Aragón, territorialmente el reino de Navarra fue paulatinamente reduciéndose y se estabilizó con dos territorios diferenciados: la Alta Navarra, al sur de los Pirineos y en la que se encontraba la capital y la mayor parte de la población y los recursos, y la Baja Navarra  o Navarra Continental, al norte de la cordillera pirenaica.

Así es como a principios del sigloXV, la única posibilidad de expansión de los reinos peninsulares, excepto Castilla, es la vía marítima, ya sea en el Mediterraneo, por parte de Aragón, o en el Atlántico, por parte de Portugal.

Portugal inició un proceso de exploración y expansión conocido como «Era de los Descubrimientos», cuyas figuras destacadas fueron el infante Enrique el Navegante y el rey Juan II. Tras la conquista de Ceuta en 1415 y el paso del cabo Bojador por Gil Eanes, la exploración de la costa africana continuó hasta que Bartolomé Díaz comprobó en 1488 la comunicación entre los océanos Índico y Atlántico al doblar el cabo de Buena Esperanza.

 

La conquista de Constatinopla por parte de los turcos otomanos en 1453 causó una gran conmoción en Occidente.Se llegaron a iniciar conversaciones para formar una nueva cruzada que liberase Constantinopla del yugo turco, pero ninguna nación pudo ceder tropas en aquel tiempo. Los mismos genoveses se apresuraron a presentar sus respetos al sultán y así pudieron mantener sus negocios en Pera por algún tiempo. Con Constantinopla, y por ende el Bósforo, bajo dominio musulmán, el comercio entre Europa y Asia declinó súbitamente. Ni por tierra ni por mar los mercaderes cristianos conseguirían pasaje para las rutas que llevaban a la India y a China, de donde provenían las especias usadas para conservar los alimentos, además de artículos de lujo, y hacia donde se destinaban sus mercancías más valiosas.

 

 

De esta manera, las naciones europeas iniciaron proyectos para el establecimiento de rutas comerciales alternativas.Los portugueses trataron de llegar a Asia circunnavegando África, intento que culminó con el viaje de Vasco da Gama entre 1497-1498.

La Corona de Castilla había estado envuelta en un conflicto dinástico enmarcado en la Guerra de los Cien Años, que terminó al  establecer la paz entre Inglaterra y Castilla mediante el matrimonio del infante Enrique con Catalina, hija de Juan de Gante y Constanza, instituyendose el título de Príncipe de Asturias que ostentaron por primera vez Enrique y Catalina, afianzándose en el trono la  Casa de Trastámara.

La Corona de Aragón, tras la muerte de Martín el Humano en 1410, se vio abocada a un periodo de interregno, pues falleció sin haber nombrado sucesor.La Casa de Trastámara pasó a reinar en Aragón mediante el compromiso de Caspe en 1412, que puso fin a la crisis sucesoria. La nueva dinastía persistiría en la política expansionista, de manera que su sucesor, Alfonso V, conquistaría el reino de Nápoles en 1443, siguiendo con su política mediterranea.

Al morir Enrique IV en 1474 comienza una guerra, que durará hasta el año 1479, por la sucesión al trono entre los partidarios de Isabel, hermanastra de Enrique IV,  y los de Juana, hija del difunto monarca, en la que vencen los partidarios de Isabel. Isabel se había casado con Fernando,  príncipe heredero deAragón. Este enlace tuvo como consecuencia la unión dinástica de la Corona de Castilla y la Corona de Aragón en 1479 al acceder Fernando a la corona aragonesa.Sin embargo, Castilla y Aragón estarán separadas administrativamente, cada corona conservará su identidad y leyes, las cortes castellanas permanecerán separadas de las aragonesas, y la única institución común será la Inquisición.

 

Una vez que Isabel y Fernando se afirmaron en el trono de Castilla, reanudaron la conquista del reino nazarí de Granada, el último reducto musulmán de la península Ibérica, aprovechando que dicho reino se encontraba en una crisis dinástica entre el sultán Abu-l-Hasan «Alí Muley Hacén», su hijo Abu Abd-Alah, Mohámed XII «Boabdil» también llamado el Chico y Mohámed XIII «el Zagal», hermano del primero y tío del segundo.El conjunto de campañas militares que tuvieron lugar entre 1482 y 1492, conocidas como Guerra de Granada, culminaron con la  integración del reino en la Corona de Castilla en 1492, finalizando el proceso que había comenzado en el siglo VIII,  y por el cual el papa Alejandro VI reconoció a Isabel y Fernando con el título de Reyes Católicos en 1496.

 

La unificación territorial supone la búsqueda de la unidad religiosa en el reino, y así se decreta la expulsión de los judíos de las coronas de Castilla y Aragón, que no se habían convertido al cristianismo previamente.Esta expulsión está relacionada con la instauración de la Inquisición, porque precisamente fue creada para perseguir a los judeoconversos que seguían practicando su antigua fe.También los mudéjares granadinos, que habían sido tolerados según las condiciones de la capitulación, son tratados con más intolerencia, obteniéndose con ello un incremento de las «conversiones», pero también un motín en el Albaicín y una sublevación en las Alpujarras. Ante tales desórdenes los reyes emitieron la Pragmática de 1502, que obligaba al bautismo o al exilio de los musulmanes, conocidos desde entonces como moriscos, y que supuso un problema de integración que culminó con su expulsión en 1609.

 

En estas circustancias, los Reyes Católicos  financiaron la expedición del navegante Cristóbal Colón, quien veía una posibilidad de llegar a Asia por el oeste, a través del Océano Atlántico, intento que culminó en 1492 con el arribo a América, dando inicio al proceso de ocupación del Nuevo Mundo. También entre  1478 y 1496 se conquistan las islas de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, y en 1497 se toma Melilla.Castilla ayudará con sus ejércitos a Aragón en sus problemas con Francia, lo que culminará con la recuperación de Nápoles en 1504 para la Corona de Aragón.

 

Al inicio del siglo XVI, se había diluido pues la idea del «Finis Terrae» , ya que los «descubrimientos» de nuevas tierras daban un nuevo lema al reinado de los Reyes Católicos: «Plus Ultra» (Má Allá) de las Columnas de Hércules.

En principio, Cristóbal Colón creyó que había llegado al continente asiático (Indias como las denominó Marco Polo). Esa confusión hizo que los europeos denominasen «Indias Occidentales» a las islas recién descubiertas, en oposición a las Indias ya conocidas que desde entonces empezaron a llamarse «Indias Orientales«. Por esa misma equivocación a los nativos se les denominó «indios«. No obstante, ya en su tercer viaje (1498-1500) el mismo Colón advirtió que se trataba de un nuevo territorio, desconocido hasta entonces. De esta forma, desde el año 1507 las cartografías comenzaron a mostrar a América como un nuevo continente, a partir del trabajo de Americo VespucioJuan de la Cosa y Martín Waldseemüller.

Con el Tratado de Tordesillas de 1494 se fijan la áreas de influencia entre  los reyes de Castilla y de Aragón, por una parte, y el rey de Portugal por otra,  en virtud del cual se estableció un reparto de las zonas de navegación y conquista del Océano Atlántico y del Nuevo Mundo mediante un meridiano situado 370 leguas al Oeste de las islas de Cabo Verde a fin de evitar conflictos de intereses entre la Monarquía Hispánica y el reino de Portugal.

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Es por esto que la Monarquía Hispánica estaba muy interesada en una vía marítima a Asia que no implicase navegar hacia el Sur bordeando África y luego ir hacia el Este hasta La India. El paso por tierra del Atlántico al Pacífico ya se conocía en 1519, porque en 1513 el conquistador español Vasco Núñez de Balboa había avistado el océano Pacífico con una travesía terrestre a través de Centroamérica.

Es así como se financia una expedición marítima comandada por Fernando de Magallanes y, tras su muerte en Filipinas, por Juan Sebastián Elcano, siendo la primera circunnavegación del mundo de la historia.

Fernando de Magallanes creía en la posibilidad de llegar a las islas de las especias navegando hacia el Oeste, sin necesidad de ir con sus barcos hacia el Este bordeando toda la costa occidental de África, y posteriormente regresar a España. Su plan era muy similar al de Cristóbal Colón. Magallanes, nacido en Portugal, tenía experiencia en el mar y conocía bien Las Indias ya que pasó 8 años como soldado de la Armada Portuguesa en el Oceáno Índico.

El viaje era extremadamente complicado, ya que entonces no había cartas de navegación de ningún tipo. Los mapas de 1519 no habían cartografiado el recorrido que Magallanes pensaba seguir; sólo aparecían algunas islas del Caribe y las costas desde Centroamérica hasta el norte de Brasil, pero no más al sur. En el este, los mapas que mostraban las costas de Asia y África en el siglo XVI no eran especialmente detallados.

La expedición parte de Sevilla el 10 de agosto de 1519. Tras una prolongada escala de avituallamiento, el 20 de septiembre la expedición zarpó definitivamente de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), con la intención de encontrar el paso marítimo hacia los territorios de las Indias Orientales y buscar el camino que recorriendo siempre mares castellanos (según el Tratado de Tordesillas), llegase a las islas de las Especias, lo que era la llamada ruta hacia el oeste, que ya había buscado Cristóbal Colón.

Tras un complicado viaje,pasando por el Río de la Plata (ya descubierto por Juan Díaz de Solís en 1516), en marzo de 1520, y llegaron a la bahía San Julián, que exploraron en busca de un posible paso. Magallanes, en vista de la llegada del invierno, decidió recalar allí hasta la primavera. En este periodo de espera se desencadena una rebelión, ya que el deseo de regresar en lo que se consideraba un fracaso por no haber hallado el paso hacia Las Molucas, unido a lo inhóspito del paraje y las condiciones de navegación provocaron descontento entre la tripulación.

Llegados a la boca del que sería el Estrecho de Magallanes, cruzarlo fue muy difícil, dado lo complicado de las costas. Una vez terminadas estas minuciosas etapas consiguieron salir del «laberinto» hacia el océano Pacífico, al que bautiza con tal nombre (que permanecería, haciendo olvidar el anterior de Mar del Sur) debido a la calma. La fortuna hizo que la travesía por el Pacífico no se cruzara con ninguna tempestad.

Tras la muerte de Magallanes en Filipinas, en 1521, fue elegido jefe de la expedición Gonzalo Gómez de Espinosa y al frente de la nave Victoria, se puso de capitán Juan Sebastián Elcano. Tras arribar a las islas Molucas, objeto del viaje, se emprendió el regreso a España.

La apertura de estas nuevas rutas de navegación, hizo que quedaran pequeñas las tierras europeas, aumentando el ansia de conquista de nuevos territorios, y la posibilidad de explotación comercial de su riqueza.En América se utilizaron caminos ya trazados, como la Ruta del Inca, o se abrieron nuevas rutas, sobre todo en Norteamérica durante la conquista del Oeste.

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También la colonización de África supuso la apertura de nuevas rutas comerciales y de exploración.África era un territorio prácticamente desconocido y su exploración será toda una aventura geográfica de descubrimiento.

Esto hizo decaer las antiguas rutas, incluido el camino al Finis Terrae, aun así, muchos peregrinos seguían transitándolo para cumplimentar su penitencia pero, año tras año, el Camino fue cayendo en el olvido, hasta el punto que el último de los albergues histórico, cierra y se abandona en ruina a mitad del siglo XX.

Un primer intento de revitalización se produjo en 1962 cuando se anunció que se iba a señalizar el camino. Así el 29 de marzo de este año, Diario Vasco, publicó que 14 maestros estaban peregrinando desde Roncesvalles con el objetivo de «actualizar la antigua marcha de los peregrinos por el camino jacobeo». Sin embargo estas iniciativas apenas tuvieron éxito.

En el Año Santo Compostelano de 1993, el gobierno autónomo gallego decidió potenciar su valor enfocado a un recurso turístico, abriéndolo a personas con el perfil del peregrino religioso tradicional; de este modo se lanzó una gran campaña de publicidad para el Jacobeo de ese año.

Gracias a este plan se restauraron tramos de la ruta y las infraestructuras para peregrinos. Se logró la colaboración de las comunidades autónomas por las que atraviesa el Camino en España. Desde entonces, hacer el recorrido a pie, en bicicleta o a caballo es un destino popular que reúne lo religioso, espiritual, deportivo, cultural, económico, etc., tal y como ha venido ocurriendo desde el principio a través de los siglos. El camino se halla indicado por flechas pintadas de amarillo, postes y otras señales.

 


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